4.4 Escuela Limeña

 4.4 Escuela Limeña

La historia de la pintura en el Perú se remonta a la época prehispánica, en donde se empleaban herramientas sencillas y tintes de origen natural. En esa época, la pintura se limitaba a la decoración de objetos ornamentales y utilitarios hechos de cerámica. Con la llegada de los conquistadores españoles, la pintura pasa a ser principalmente una expresión de la religiosidad católica.

Durante la época republicana, la pintura peruana pasa por cuatro grandes periodos o estilos: el costumbrismo, la pintura académica, el indigenismo y la pintura contemporánea o modernista.

Las primeras expresiones (1532-1620)

La pintura, como representación artística sobre lienzo o fresco, se inició durante la época virreinal. Ya en 1533, mientras el capitán español Diego de Mora retrataba al inca Atahualpa prisionero en Cajamarca, empezaban a circular por el vasto territorio andino lienzos, tablas e imágenes con representaciones de la nueva religión.

La pintura colonial, tuvo tres grandes influencias: la italiana, muy intensa durante el siglo XVI y principios del XVII, que después se diluyó para recuperar su hegemonía a fines del siglo XVIII con la introducción del neoclasicismo; la influencia flamenca, que se dio desde el principio y su importancia fue creciendo hasta ser muy fuerte en el siglo XVII, pero, sobre todo fue constante por medio de los grabados; y la española que se manifestó con mayor fuerza durante el período barroco de los siglos XVII y XVIII, especialmente a través de la Escuela Sevillana. Más adelante y luego de que indígenas y mestizos al que hacer artístico se inició el barroco americano, con la introducción y recuperación de nuevos factores en el panorama artístico. La incorporación de lo indígena no derivó sólo en un estilo, sino que supuso un concepto distinto del universo y de su expresión, con validez genuina, manifestándose en un arte distinto y propio.

Los artistas indígenas interpretaron los temas religiosos y estilos de los trabajos del arte occidental dados por los curas católicos. Las pinturas coloniales muestran temas de santos y figuras religiosas combinadas con elementos indígenas, tales como vestidos andinos o expresiones faciales andinas.

A finales del siglo XVI la pintura manierista cede el paso hacia un mayor naturalismo en las obras de arte dando a un nuevo estilo conocido como Barroco. En Italia el mayor exponente del barroco es la Escuela boloñesa caracterizada por tener grandes luces, utilizar temas mitológicos. Exponentes: Carracci, Tiepolo. Por otro lado, en España el Barroco está más ligado al estilo tenebrista y utilizó el claroscuro para modelar la forma y respetando la escala. No embellece la forma ni en lo formal ni en lo temático. Su mayor antecedente lo encontramos incluso antes de Zurbarán, con El Greco (pre-barroco siglo XVI)

Podemos distinguir dos etapas del Estilo Barroco, la primera llamada de la plenitud del realismo tuvo entre sus mayores exponentes en España a Velázquez, Zurbarán y José de Ribera llamado el españoleto. De este último se presume la autoría de los lienzos en el Convento de los Descalzos San Lorenzo y la Lapidación de San Esteban.

La segunda etapa llamada del desarrollo pleno del Barroco, se ubica en el último tercio del siglo XVII en España. Se caracteriza por ser una pintura de características mayormente italianas, innova en las composiciones, dándole un mayor dinamismo con ayuda de las perspectivas arquitectónicas (abre puertas y pasadizos). Entre sus mayores exponentes en españoles distinguimos a Valdés Leal y Murillo.

 

Son obra del primero la serie de la vida de San Ignacio de Loyola ubicado en los lunetos de la nave del evangelio de la Iglesia de San Pedro de Lima mientras que al segundo se le atribuye el San José con el niño del Convento de los Descalzos de Lima. Asimismo, destaca la obra de Bartolomé Román, quien pintó la Serie de Arcángeles de San Pedro de Lima.

4.4.1 Escuela de Zurbarán en Lima

Zurbarán es la figura más influyente en el Barroco hispanoamericano y Lima es la ciudad con mayor número de obras relacionadas con su taller. Se pueden hablar hasta de seis series enviadas a Lima, pero de ellas, cuatro son las que han sido mayor objeto de estudio:

Serie del Apostolado de San Francisco el Grande (1638-1640)

Esta serie fue inventariada en 1758 por el padre Marimón (1758) y esta directamente vinculada con Zurbarán pues se considera que era él quien daba el toque final a los lienzos. En 1940, llega a Lima el marqués de Lozoya, quien certifica la autenticidad de los cuadros y da fe de ello en su libro Arte en Hispanoamérica. La serie compuesta por trece cuadros podemos observar a los doce apóstoles quienes llevan un atributo que los identifica, correspondiendo el último lienzo de la serie a Cristo Redentor.

Serie de Santos Fundadores de Órdenes

Esta serie sale de Cádiz en 1752 rumbo a Lima. Según el marqués de Lozoya, fue un obsequio de Gertrudis de Vargas al padre Francisco Laguna, prior del Convento de la Buena Muerte. Originalmente estaba compuesta por 30 lienzos de los cuales hoy tan solo podemos apreciar trece. Según el historiador Paul Guinard, sólo San Bernardo es del pincel de Zurbarán, mientras que según el historiador Antonio Gaya Nuño, Zurbarán es responsable únicamente de los rostros y de las manos, el resto es obra del taller. Se encuentra en el convento de la Buena Muerte.

Serie de Arcángeles del Monasterio de La Concepción

La serie de los Siete Arcángeles de la Concepción se atribuye a Bernabé de Ayala, discípulo de Zurbarán, y están inspirados en grabados flamencos, principalmente en los de Pieter de Jode I. Si bien esta serie no es reconocida en los catálogos de Soria y Gudiol, las semejanzas con otras series del taller del maestro indican su cercanía.

Serie de los hijos de Jacob

Serie atribuida a la pintora limeña del siglo XVII Juana de Valera, pues en el inventario de su taller se encontró una serie titulada lasDoce tribus de Israel que presenta similitudes con la existente en Londres y firmada por Zurbarán la cual está inspirada en grabados como los de Durero. Se encuentra en el refectorio de la tercera orden franciscana de Lima. Finalmente, el historiador peruano Guillermo Lohmann Villena menciona, en su Inventario Colonial Peruano de 1999, otras series de Zurbarán como La vida de la Virgen (10 lienzos), Vírgenes latinas (24 lienzos), Los Cesares a caballo (12 lienzos, sobre esta serie en particular se han encontrado documentos que indican que en 1647 Zurbarán gestionó su cobro), todos estos cuadros pertenecientes al Monasterio de la Encarnación

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