4.3 Escuela Española

4.3 Escuela Española

Los artistas españoles se adhieren a las propuestas que llegan desde otros países y lo adoptan a su manera. Los preceptos románticos tienen, en suelo español, las características propias de esta nación, tan conservadora, y al mismo tiempo artistas como Goya gustan de innovar y hasta escandalizar.

4.3.1 Características

La Escuela Española del romanticismo resalta el retrato de personas, pero también el paisajismo, donde sobresale el carácter del suelo español.

Hay innovación tanto temática como técnica.

Con el nombre de pintura de España se alude a toda la producción pictórica de este país desde las representaciones de las pinturas rupestres del paleolítico, cuya máxima expresión es la cueva de Altamira, de gran realismo en la representación de bisontes y otros animales del Paleolítico superior (hacia el 14 000 a. C.), hasta el arte pictórico contemporáneo, que tiene uno de sus grandes referentes en la figura de Pablo Picasso, que revolucionó en el siglo XX la pintura internacional.

4.3.2. Etapas de la Pintura Española

4.3.2.1 Pintura rupestre de Altamira.

El realismo de sus escenas provocó, al principio, un debate en torno a su autenticidad. Su reconocimiento como una obra artística realizada por hombres del Paleolítico supone un largo proceso en el que, también, se van a ir definiendo los estudios sobre la Prehistoria.

Actualmente forman parte en el Archivo Histórico Patrimonio de la Humanidad de la Unesco.

España contiene una de las mejores muestras de la Edad Media de toda Europa. La Edad Media abarca dos grandes corrientes, el románico y el gótico.

En España no se conocen vidrieras pintadas con anterioridad al siglo XIII, pero sí notables pinturas murales de estilo románico y otras sobre tabla desde el siglo XI aparte de las miniaturas de códices de anteriores fechas. Siguió el estilo de tales miniaturas con poca diferenciación, aunque mejorando un tanto el dibujo desde el siglo XII y disminuyendo la ornamentación fantástica como se puede observar en el libro de los Testamentos de la catedral de Oviedo y en algunos otros códices de dicha centuria. Como ejemplares de pintura mural románica se citan entre otros los siguientes:

Las pinturas sobre tabla se admiran en varios antipendios o frontales de altar (quizá, retablos) pertenecientes a los siglos XI, XII y XIII que se guardan en los museos de Vich, Barcelona y Lérida. Suelen tener en el centro un medallón o compartimiento con la imagen de Jesucristo en majestad, o sea, sentado de frente y en actitud de bendecir (o de la Virgen con el Niño) y a sus lados, otros compartimentos con varias escenas de la vida del santo titular de la iglesia o figuras de apóstoles. Se conservan también algunas arquetas (o fragmentos de ellas) con pinturas, como el antigua arca-sepulcro de San Isidro, hechas de madera y forrada de cuero pintado que se guarda en el palacio episcopal de Madrid y cuyas pinturas alusivas al santo datan de finales del siglo XIII y pueden considerarse todavía como románico-góticas de transición.

 

4.3.2.2 La pintura gótica en España se divide en cuatro fases.

Del estilo gótico lineal o francogótico destacan algunas vidrieras, como las de la catedral de León. Perviven algunos frescos en muros de las iglesias, así como pintura sobre tabla. Destacada es la labor de los miniaturistas, cuya obra maestra son las que ilustran el códice de El Escorial de Las Cantigas.

            Durante el estilo italogótico o trecentista (segunda mitad del siglo XIV) influye la escuela sienesa en la Corona de Aragón y la escuela florentina en el reino castellano y leonés. En esta fase es particularmente destacada la pintura catalana: Ferrer Basa, Ramón Destorrents y los hermanos Serra: Jaume, Joan y Pere.

        Ya en el siglo XV España se adscribe al estilo internacional, con autores como los catalanes Lluís Borrassà y Bernat Martorell. En Castilla destacan Dello Delli y Nicolás Francés.

 

 

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